El Nuevo Contrato Social y las Organizaciones de Trabajadores

El mundo está experimentando una transformación profunda, remodelada por los cambios en los patrones de globalización, los rápidos avances tecnológicos y la creciente crisis climática. Estas fuerzas no solo están redefiniendo las industrias, sino también perturbando el mundo del trabajo, amenazando el desarrollo económico sostenible y la cohesión social en todas las naciones.

Muchos gobiernos están luchando por cumplir sus compromisos con los ciudadanos, ya que sus marcos regulatorios no logran mantenerse al día con la naturaleza evolutiva del trabajo. Esto es particularmente evidente en el impacto del cambio tecnológico. El auge de las plataformas digitales, la inteligencia artificial y la automatización no solo está alterando los empleos, sino que también está desmantelando los modelos tradicionales de empleo. Los puestos seguros y a largo plazo están siendo reemplazados por trabajos temporales, contratos a corto plazo y trabajo por cuenta propia, dejando a menudo a los trabajadores sin protecciones laborales básicas como la seguridad social o los derechos de negociación colectiva.

Aunque la innovación tecnológica puede impulsar el progreso, también corre el riesgo de profundizar las desigualdades. La brecha digital se está ampliando, tanto dentro de las naciones como entre ellas, dejando a millones de personas atrás en una economía cada vez más impulsada por la tecnología. A medida que la automatización y la IA remodelan los mercados laborales, el desafío no es solo la creación de empleos, sino garantizar que estos empleos proporcionen dignidad, seguridad y salarios justos.

Al mismo tiempo, el mundo se encuentra en una policrisis: recuperándose de una pandemia global mientras enfrenta turbulencias geopolíticas que están alterando fundamentalmente los paisajes económicos. Las presiones inflacionarias, las políticas macroeconómicas cambiantes y las restricciones fiscales están ejerciendo una presión adicional sobre los trabajadores, particularmente en economías que han pasado décadas bajo políticas económicas liberales. La desregulación, la privatización y la financiarización, que alguna vez se consideraron motores de crecimiento, han erosionado en muchos casos los derechos de los trabajadores y profundizado las disparidades económicas. Sin un cambio deliberado hacia políticas que promuevan el trabajo decente y la equidad social, el riesgo de una mayor inestabilidad es grande.

Un Llamado a un Nuevo Contrato Social

En respuesta a estos desafíos, ha surgido el concepto de un nuevo contrato social, un marco audaz destinado a reimaginar la relación entre el estado y su gente. Este contrato renovado busca fomentar la justicia social, garantizar la inclusividad en dimensiones económicas y sociales, y dotar a las sociedades de la agilidad necesaria para navegar por cambios rápidos y profundos.

En el corazón de esta transformación se encuentran los trabajadores y sus organizaciones. Los sindicatos, como las instituciones basadas en membresía más grandes del mundo, juegan un papel crucial en la configuración de las políticas económicas y laborales. No solo deben defender los derechos laborales existentes, sino también evolucionar para proteger a los trabajadores en las nuevas formas de empleo. Para seguir siendo relevantes en un mundo en rápida evolución, los sindicatos deben innovar, fortalecer su defensa y forjar alianzas que amplifiquen su influencia en la formulación de políticas.

Hacia la Segunda Cumbre Mundial para el Desarrollo Social

En preparación para la Segunda Cumbre Mundial para el Desarrollo Social en noviembre de 2025, la Oficina de Actividades para los Trabajadores de la OIT está organizando una serie de discusiones regionales para:

1. Crear una plataforma de diálogo entre sindicatos, gobiernos, representantes de empleadores y académicos para explorar el contrato social en evolución, con un enfoque particular en las políticas macroeconómicas y los avances tecnológicos.
2. Facilitar el intercambio de buenas prácticas y estrategias para empoderar a los sindicatos en la configuración de respuestas políticas a los desafíos económicos y sociales apremiantes.
3. Desarrollar recomendaciones concretas para fortalecer el papel de los gobiernos, empleadores y organizaciones de trabajadores en la creación de un mercado laboral más justo e inclusivo.